jueves, 1 de octubre de 2009

MI HERMANA Y YO







Después de cerca de treinta años he vuelto a dormir en su casa; que sensación. Parece mentira, siempre pensé que aparte del cariño hay que tener respeto, no por una parte sino por todo el núcleo familiar, pero “no” después de toda mi vida larga, muy larga, a mí me lo parece. Ahora ya cansada, siempre estaba sola. Ahora ya no importa. Siempre obtuve reproches por todas partes y pasaba la vida justificándome y trabajando. Siempre encontré refugio en mis amigos y mi tía Isabel. Estuve siempre entre el glamour, la cultura, y yo, por otro lado, no me valoré nunca. Me valoraron los demás y salí ganando.
Sonó el teléfono, era mi sobrino Carlos angustiado: su madre se había caído y se había roto la rótula, la estaban operando. ¡No lo pensé! Se lo comenté a Alejandro, él es mi segundo exmarido, saqué el billete y, como siempre sin pensar, marché a Madrid.
Parece mentira que a ciertas edades algunas personas se nieguen a recapacitar. Lo siento por mi sobrino que está acojonado por lo que tiene encima. Y yo volví hecha polvo. Creo que ya bastó el Valle de Josafá.
Las fotos son del padre de mis niñas del cual no quiero ni comentar.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

BLOGS QUE SIGO